Mi eterno & verdadero amor calmara tu dolor, seré luz para tus ojos, alegría para tu corazón, fe para tus esperanzas, ilusión para tus sueños, brisa para el dueño de mi amor, mi entero & verdadero amor... diré en tus oídos palabras de amor, seré la manta que cubra tu cuerpo, seré el néctar que calme tu pasión, seré sombra de tu sombra, seré el aire que respiras & por quien palpita tu dulce & enamorado corazón.

viernes, 17 de junio de 2011

Mucha gente cree en la suerte, en el destino escrito y todo lo que eso conlleva. En el caso de la suerte, te ocurren uno o varios sucesos fortuitos, es decir, algo bueno que mejora de alguna manera tu vida o te la hace más fácil. En el otro extremo, esta el hecho de ser gafe o la gafedad, no tener nada de suerte, cero. La sensación de que te pasa todo lo malo. Atado a todo esto, está ese poder sobrenatural, el destino. Guía nuestras vidas de forma inevitable, imposible de cambiar. Puede ser para bien o para mal, depende de cada persona.
Nunca he tenido demasiada suerte, más bien soy bastante gafe. Diría que muchos sucesos de mi vida están predestinados, y junto a mi gafedad, no sale nada bueno, un completo desastre. Entonces es cuando me pregunto “¿Qué coño he hecho yo para merecer esto?” ya se que no soy la única que lo ha dicho o pensado, pero joder, es la verdad. Hay es donde me paro a pensar si en realidad existe el Karma o es solo algo inventado para ser mejores personas y que “el destino no nos la devuelva”. Pero sucesos que hemos visto durante nuestra vida confirman que si. Haber si te suena de algo esta escena: un niño no le quiere dar unos gusanitos a su amigo aunque su madre le insista, acto seguido, se le caen al suelo y se queda con muy pocos. Te jodes niño, así aprenderás. Hay se encuentra el Karma. Que yo recuerde de pequeña compartía mis gusanitos con mis amigos, así que esa lección la tengo bastante bien aprendida. Solo digo, que de todas las cosas malas que me pasan, algo bueno tendré que tener a cambio, ¿no?
La verdad, normalmente las cosas buenas esperas que sean materiales, como algún premio o dinero. Pero no nos damos cuenta que lo mejor que podemos llegar a tener ha estado siempre ahí. Son cosas que no apreciamos lo suficiente, que no les damos mucha importancia, como los pequeños momentos de felicidad; como cuando te dan un beso, te comes algo delicioso o simplemente cuando estas perdido en tus pensamientos. Esos momentos hace que la balanza esté algo equilibrada. Pero en realidad, lo que hace que el Karma nos la devuelva con creces, son las personas que están a nuestro lado, las personas que queremos, las más cercanas. Personas como vosotras. A pesar de todas las cosas malas que me pasan, vosotras estáis hay para apoyarme y hacerme ver que hacen lo único que hacen es dar risa por muy increíbles y desafortunadas que sean. En esos momentos no me siento desdichada, sino afortunada.

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